El
arte de la tolerancia.
Arenas Montes de Oca
Luis Manuel.
“No
hagas a los otros lo que no quieras que te
hagan a ti” es uno de los principios más
fundamentales de la ética. Pero es igualmente
justificado afirmar: todo lo que hagas a otros te lo
haces también a ti mismo.
(Erich Fromm, “Ética y psicoanálisis”)
hagan a ti” es uno de los principios más
fundamentales de la ética. Pero es igualmente
justificado afirmar: todo lo que hagas a otros te lo
haces también a ti mismo.
(Erich Fromm, “Ética y psicoanálisis”)
Lo
que yo quiero
saber es lo
que las personas
pueden llegar a
aguantar o qué
tan intolerantes son
y qué les
ocasiona que lo
sean. Para llevar esto
a cabo no
me basaré en
una hipótesis sino
que tengo una
tesis respecto a
este tema..
La
intolerancia es la actitud
de no soportar a
los demás y un derivante de esta
es el racismo el cual origina que no podamos soportar y seamos irrespetuosos
hacia alguien de distinta raza a la nuestra.
El hecho de ser libre no quiere decir que podemos ejercer la intolerancia o ser irrespetuoso con alguien ya que esto no es el mejor de los comportamientos.
El hecho de ser libre no quiere decir que podemos ejercer la intolerancia o ser irrespetuoso con alguien ya que esto no es el mejor de los comportamientos.
El primer tema que quiero explicar es como el
racismo depende de la intolerancia y la relación que hay con la ética. Para
empezar, el racismo es una forma de discriminación que muchas personas llevan a
cabo en contra de otras por el simple hecho de que seamos de una raza distinta
lo que implica actos de irrespeto hacia distintas personas sin ningún motivo o
razón.
Debemos entender que la intolerancia es una
actitud inadecuada ya que si no podemos compartir ideales, formas de pensar, o
si simplemente no podemos estar conviviendo con personas de diferente raza,
estamos dejando de convivir humanamente y esto en un futuro nos perjudicará,
cosa que ya explicaré más adelante.
Entonces ¿Cuál es la relación con el racismo
y el ser intolerante? Pues es muy claro, al ser intolerante con las demás
personas de diferente raza que nosotros y sólo nos comportamos con faltas de
respeto hacia ellos por ser rojos, blancos, negros o amarillos, es claro que
estamos empleando un comportamiento muy intolerante y absolutamente estúpido.
Prácticamente, entonces, el ser racista se
podría decir que es una forma de la intolerancia porque al fin y al cabo no
respetamos los ideales de una persona que es de una raza distinta a la mía o
simplemente no lo soportamos por tener un color de piel diferente.
Por consiguiente, es muy obvio que la
intolerancia, éticamente hablando, no sería una actitud de la cual debamos
sentirnos bien sino que tendríamos que hacer todo lo contrario a respetar a los
demás bajo cualquier circunstancia ya
que de lo contrario, como lo dice el personaje de Sócrates en la película “El camino del guerrero”, lo único
que recibiremos a cambio será odio y rencor de los demás.
Pero el problema no termina en que si nos
damos cuenta de lo que nos traerá la intolerancia ya que muchas personas creen
que por el hecho de ser libres, pueden llegar y expresarse deliberadamente de
quien quieran o de lo que quieran simplemente por tener un punto de vista o una
opinión distinta a la suya y se excusan en que son libres de hacerlo a lo que
yo respondería que no y es que es simple ya que nosotros no podemos llegar
sintiéndonos los mejores y decir que lo que decimos es lo correcto, al hacerlo,
lo que conseguiremos será un gran rechazo y un desprecio por parte de los
demás.
Además, el que una persona piense distinto a
ti no tiene por qué desatar en ti intolerancia, no, jamás, y es que en nada te
afecta eso. Tú puedes ser feliz con lo que pienses y los demás que lo sean con
lo que piensen como lo dice el libro “La
maestría del amor” que todo lo que debe de importarnos, lo que
buscamos, es lo que proviene de nuestro interior, de uno mismo. Pero bueno ya
si quieres meterte con el otro punto de vista tampoco es malo hacerlo, siempre
y cuando lo hagas o lo hagamos de una manera respetuosa y sana como en un
debate.
El ser libre implica que nosotros decidamos y
escojamos los caminos que nos lleven lo
mejor, que nos den lo que más nos conviene a cada uno como persona y la
intolerancia es una de las actitudes que no nos llevan a esto, claro está ya
que como dije antes sólo nos rechazarían los demás y es aquí donde te das
cuenta del arte de la tolerancia ya que no brinda una paz y una armonía en
conjunto con las demás personas donde podemos debatir sobre distintos puntos de
vista sin la necesidad de faltar al respeto a nadie o simplemente, el ser
tolerante y no meternos con nadie, nos brinda bienestar sin recibir alguna
expresión de rechazo o cosas por el estilo.
Ahora quiero hablar de la intolerancia pero
de nosotros mismos a nosotros mismos y aunque suene muy raro, hay muchos casos
así e incluso la mayoría de los comportamientos intolerantes son debido a que
no nos soportamos a nosotros mismos o no soportamos algo de nosotros mismos.
Por ejemplo, a una chica no le gusta el color
de sus ojos ya que son cafes y ella desearía tenerlos verdes o azules, entonces
no soportará tenerlos de ese color por lo que no soportará a quien sí tenga los
ojos verdes o azules y por consiguiente sus actitudes serán irrespetuosas,
ejerciendo una intolerancia hacia las personas con ese color de ojos e incluso,
ya en un caso muy extremo puede incluso ser intolerante con las personas que
tienen los ojos igual a los de ella debido a que le recordarán a los suyos.
Esto nos explica que al ser intolerantes con las personas sin razón aparente,
lo que demostramos es que estamos inconformes con nosotros mismos y esto
generará malas relaciones con los demás.
Un ejemplo de esto lo podemos ver en la
película “Cadena de favores”
donde el personaje del profesor Simonet es el que demuestra este tipo de
intolerancia y es que no soporta salir con otras personas o convivir algo muy
mínimo con las personas y no puede llegar a tener grandes relaciones con nadie
y es que en su infancia tuvo un “accidente” en el cual se le quemó el cuerpo y
le quedaron marcas lo que provocó que él tuviera miedo a ser rechazado y su
intolerancia con los demás se debía a que quería alejar a las personas de él
pero cuando pudo aceptar lo que le pasaba y dejó atrás sus comportamientos
intolerantes se dio cuenta de que relacionarse con las demás personas es algo realmente hermoso,
algo que hace la vida más amena.
En conclusión, el arte de la tolerancia es
muy claro y nos brinda cosas hermosas, reconfortantes y que nos hacen estar en
paz con nosotros mismos y con las demás personas sin la necesidad de
confrontamientos o rechazos. La tolerancia nos llevará a un camino de bienestar
en el que no tendremos miedo a ser rechazados, en el que vamos a poder tener
relaciones agradables con las demás personas, compartiendo, si se da el caso,
todos nuestros diferentes puntos de vista y opiniones.
Somos libres de elegir lo que queramos y la
tolerancia nos proporcionará una mejor visión de lo que será bueno para
nosotros y es por eso que yo considero un arte esta emoción, el ser tolerante
ya que es tanta la paz que provoca, la reflexión que nos hace llevar a cabo y
lo bien que se disfruta que en conjunto todo esto crea una emoción única que no
te hace pensar en el rechazo o en la diferencia que puede haber sino que las
diferencias se vuelven algo maravillosos en el mundo.
Tenemos que ser tolerantes y disfrutar de lo
que esa actitud trae a nosotros y si algún día actuamos intolerantes, no te
alertes, las emociones son naturales como los cambios en el clima sólo
reconsideremos que al hacerlo, no conseguiremos nada bueno o nada de lo que
queramos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario