martes, 6 de mayo de 2014

Arenas Montes de Oca Luis Manuel


El arte de la tolerancia.


Arenas Montes de Oca Luis Manuel.

“No hagas a los otros lo que no quieras que te
hagan a ti” es uno de los principios más
fundamentales de la ética. Pero es igualmente
justificado afirmar: todo lo que hagas a otros te lo
haces también a ti mismo.
(Erich Fromm, “Ética y psicoanálisis”)


Lo  que  yo  quiero  saber  es  lo  que  las  personas  pueden  llegar  a  aguantar  o  qué  tan  intolerantes  son  y  qué  les  ocasiona  que    lo  sean. Para  llevar  esto  a  cabo  no  me  basaré  en  una  hipótesis  sino  que  tengo  una  tesis  respecto  a  este  tema..

La  intolerancia  es  la actitud  de  no soportar  a  los  demás y un derivante de esta es el racismo el cual origina que no podamos soportar y seamos irrespetuosos hacia alguien de distinta raza a la nuestra.

El hecho de ser libre no quiere decir que podemos ejercer la intolerancia o ser irrespetuoso con alguien ya que esto no es el mejor de los comportamientos.

El primer tema que quiero explicar es como el racismo depende de la intolerancia y la relación que hay con la ética. Para empezar, el racismo es una forma de discriminación que muchas personas llevan a cabo en contra de otras por el simple hecho de que seamos de una raza distinta lo que implica actos de irrespeto hacia distintas personas sin ningún motivo o razón.

Debemos entender que la intolerancia es una actitud inadecuada ya que si no podemos compartir ideales, formas de pensar, o si simplemente no podemos estar conviviendo con personas de diferente raza, estamos dejando de convivir humanamente y esto en un futuro nos perjudicará, cosa que ya explicaré más adelante.

Entonces ¿Cuál es la relación con el racismo y el ser intolerante? Pues es muy claro, al ser intolerante con las demás personas de diferente raza que nosotros y sólo nos comportamos con faltas de respeto hacia ellos por ser rojos, blancos, negros o amarillos, es claro que estamos empleando un comportamiento muy intolerante y absolutamente estúpido.

Prácticamente, entonces, el ser racista se podría decir que es una forma de la intolerancia porque al fin y al cabo no respetamos los ideales de una persona que es de una raza distinta a la mía o simplemente no lo soportamos por tener un color de piel diferente.

Por consiguiente, es muy obvio que la intolerancia, éticamente hablando, no sería una actitud de la cual debamos sentirnos bien sino que tendríamos que hacer todo lo contrario a respetar a los demás bajo cualquier circunstancia  ya que de lo contrario, como lo dice el personaje de Sócrates en la película “El camino del guerrero”, lo único que recibiremos a cambio será odio y rencor de los demás.

Pero el problema no termina en que si nos damos cuenta de lo que nos traerá la intolerancia ya que muchas personas creen que por el hecho de ser libres, pueden llegar y expresarse deliberadamente de quien quieran o de lo que quieran simplemente por tener un punto de vista o una opinión distinta a la suya y se excusan en que son libres de hacerlo a lo que yo respondería que no y es que es simple ya que nosotros no podemos llegar sintiéndonos los mejores y decir que lo que decimos es lo correcto, al hacerlo, lo que conseguiremos será un gran rechazo y un desprecio por parte de los demás.

Además, el que una persona piense distinto a ti no tiene por qué desatar en ti intolerancia, no, jamás, y es que en nada te afecta eso. Tú puedes ser feliz con lo que pienses y los demás que lo sean con lo que piensen como lo dice el libro “La maestría del amor” que todo lo que debe de importarnos, lo que buscamos, es lo que proviene de nuestro interior, de uno mismo. Pero bueno ya si quieres meterte con el otro punto de vista tampoco es malo hacerlo, siempre y cuando lo hagas o lo hagamos de una manera respetuosa y sana como en un debate.

El ser libre implica que nosotros decidamos y escojamos los caminos que nos lleven  lo mejor, que nos den lo que más nos conviene a cada uno como persona y la intolerancia es una de las actitudes que no nos llevan a esto, claro está ya que como dije antes sólo nos rechazarían los demás y es aquí donde te das cuenta del arte de la tolerancia ya que no brinda una paz y una armonía en conjunto con las demás personas donde podemos debatir sobre distintos puntos de vista sin la necesidad de faltar al respeto a nadie o simplemente, el ser tolerante y no meternos con nadie, nos brinda bienestar sin recibir alguna expresión de rechazo o cosas por el estilo.

Ahora quiero hablar de la intolerancia pero de nosotros mismos a nosotros mismos y aunque suene muy raro, hay muchos casos así e incluso la mayoría de los comportamientos intolerantes son debido a que no nos soportamos a nosotros mismos o no soportamos algo de nosotros mismos.

Por ejemplo, a una chica no le gusta el color de sus ojos ya que son cafes y ella desearía tenerlos verdes o azules, entonces no soportará tenerlos de ese color por lo que no soportará a quien sí tenga los ojos verdes o azules y por consiguiente sus actitudes serán irrespetuosas, ejerciendo una intolerancia hacia las personas con ese color de ojos e incluso, ya en un caso muy extremo puede incluso ser intolerante con las personas que tienen los ojos igual a los de ella debido a que le recordarán a los suyos. Esto nos explica que al ser intolerantes con las personas sin razón aparente, lo que demostramos es que estamos inconformes con nosotros mismos y esto generará malas relaciones con los demás.

Un ejemplo de esto lo podemos ver en la película “Cadena de favores” donde el personaje del profesor Simonet es el que demuestra este tipo de intolerancia y es que no soporta salir con otras personas o convivir algo muy mínimo con las personas y no puede llegar a tener grandes relaciones con nadie y es que en su infancia tuvo un “accidente” en el cual se le quemó el cuerpo y le quedaron marcas lo que provocó que él tuviera miedo a ser rechazado y su intolerancia con los demás se debía a que quería alejar a las personas de él pero cuando pudo aceptar lo que le pasaba y dejó atrás sus comportamientos intolerantes se dio cuenta de que relacionarse con  las demás personas es algo realmente hermoso, algo que hace la vida más amena.

En conclusión, el arte de la tolerancia es muy claro y nos brinda cosas hermosas, reconfortantes y que nos hacen estar en paz con nosotros mismos y con las demás personas sin la necesidad de confrontamientos o rechazos. La tolerancia nos llevará a un camino de bienestar en el que no tendremos miedo a ser rechazados, en el que vamos a poder tener relaciones agradables con las demás personas, compartiendo, si se da el caso, todos nuestros diferentes puntos de vista y opiniones.  

Somos libres de elegir lo que queramos y la tolerancia nos proporcionará una mejor visión de lo que será bueno para nosotros y es por eso que yo considero un arte esta emoción, el ser tolerante ya que es tanta la paz que provoca, la reflexión que nos hace llevar a cabo y lo bien que se disfruta que en conjunto todo esto crea una emoción única que no te hace pensar en el rechazo o en la diferencia que puede haber sino que las diferencias se vuelven algo maravillosos en el mundo.

Tenemos que ser tolerantes y disfrutar de lo que esa actitud trae a nosotros y si algún día actuamos intolerantes, no te alertes, las emociones son naturales como los cambios en el clima sólo reconsideremos que al hacerlo, no conseguiremos nada bueno o nada de lo que queramos.

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