Capítulo
9
“El
escalofrió de la belleza”
Los seres humanos estamos
sometidos al placer y al dolor.
El placer no se refiere
solamente a lo que nos produce sensaciones físicas gratas, sino también a todo
aquello ante lo que sentimos aprobación, también interviene la razón para
disfrutar lo hermoso. Es bello lo que complace al universo sin concepto. Los
conceptos de belleza y valores humanos están en cierto modo mezclados.
Primero empieza diciendo las
respuestas de diferentes filósofos a la pregunta: ¿Qué es la belleza?, mientras
que unos dicen que es lo auténtico y lo bueno, otros resaltan que lo bello es
lo que nosotros creemos que todos piensan igual, es decir, es bello lo que
nosotros creemos que es bello y suponemos que el resto de la humanidad lo piensa
igual. Otros diferencian belleza propiamente dicha y la hermosura a la que
aspiran los artistas. Por otro lado, algunos dicen que es importante la belleza
para tener auténticos ciudadanos capaces de vivir y participar en una sociedad
moderna. Hay otros tipos como: “la belleza es aquel grado de lo terrible que
aún podemos soportar” o “lo bello no gusta ni disgusta sin que nos detiene”...
¿Placer?
Esta es la pregunta que
Fernando Savater nos responde al principio de este capítulo.
Yo toco violín desde hace ya
tres años, y sinceramente, es la mayor satisfacción que hasta ahora he
experimentado. He tocado en la sala Silvestre Revueltas del centro cultural Ollin Yoliztli. Y el
simple hecho de estar sentada al lado de excelentes músicos, con un director de
orquesta enfrente, y personas observándonos, es una gran sensación. En una
orquesta, somos un todo, cada uno pone de su parte, y nos unimos para hacer
armonía. Si uno no funciona, tampoco el otro; todos bajo la dirección de un
director.
Y si, para mí lo *hermoso*
es tocar violín, y así como Sabater hace una relación con lo *hermoso-belleza*,
yo también la hare.
Cada uno decide lo que es
*hermoso*para sí mismo, y lo podemos hacer gracias a nuestros sentidos, pero no
solamente existe este medio, sino que también existe la razón del goce. Si
nuestra razón, nos hace ver que *algo* lo que sea, para nosotros es placentero,
es llamado: El placer de la belleza.
El regodeo producido por la
belleza es el único verdaderamente desinteresado y libre, sin embargo nuestras
demás complacencias provienen de los intereses necesarios de nuestros sentidos
o de nuestra razón. Por ejemplo, el
hecho de *satisfacer* nuestra necesidad de comida, o de *satisfacer* nuestro
apetito sexual.
No es lo mismo decir que el
cielo es *hermoso* o que una canción es *bella* y mucho menos no es lo mismo
que asegurar que *me gusta* el pozole. En el primer caso se considera que la
belleza está en el cielo o en la canción
y que cualquiera debería poder verla si mira adecuadamente.
Savater cita a Kant en este
capitulo “es bello lo que complace universalmente sin concepto”
Entonces se dice que lo
bello complace «universalmente» no significa que todos coincidamos en suponer
*bellas* a las mismas cosas sino a que sólo llamamos *bello* a lo que
consideramos que tiene derecho y mérito suficiente en sí mismo para ser
considerado así por todo el mundo.
Se habla también de la
belleza *adherente* que no es por mas, la belleza de aquellas cosas cuyo objetivo sabemos
o cuya funcional la definir por muy *desinteresado* que sea nuestro valoración
estética.
En cambio, la belleza *vaga*
es la que corresponde al atardecer, a las flores, a la brisa, el verano etc. todos
esos tipos de belleza que no tienen *sentido* y tampoco ¨*concepto* son los que
tienen mayor pureza y suavidad, y que
producen el placer más *estético*.
Quizá lo que en arte puede
ser llamado *belleza* si es que admitimos que lo que pretende el arte es
producir belleza a toda costa, tiene poco que ver en muchas ocasiones con el
sentimiento de agrado o con lo decorativo.
Otro punto importante de
este capítulo es lo referido a los *artistas*. A veces nos referimos a los
artistas, sobre todo a los más grandes, llamándoles creadores. Es un término
que no suele aplicarse a los científicos o a los deportistas, ¿Por qué esta
diferencia? ¿En qué sentido decimos que un artista es *creador*? Desde luego no
parece que sea *creador* tal como se supone que lo es Dios, porque ni el mayor
de los artistas puede sacar su obra de la nada.
Siempre utilizan materiales
precedentes y se apoyan más o menos en lo que hicieron sus antecesores, aunque
sea para rechazarlo y buscar nuevos caminos.
El artista no es el primero
en descubrir o lograr algo, sino el único que podía *crearlo* a su
insustituible modo y manera...
Pero ¿tiene que ser siempre
*bella* en el sentido de *bonita*, es decir, lo contrario de *fea*, la obra realizada
por el artista? ¿Tiene que fundarse directamente en la armonía y equilibrio
entre las partes, en la perfección del conjunto?
Yessica Liliana Wilchis Casiano
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