domingo, 1 de diciembre de 2013

"El escalofrío de la belleza"

Capítulo 9
“El escalofrió de la belleza”
Los seres humanos estamos sometidos al placer y al dolor.
El placer no se refiere solamente a lo que nos produce sensaciones físicas gratas, sino también a todo aquello ante lo que sentimos aprobación, también interviene la razón para disfrutar lo hermoso. Es bello lo que complace al universo sin concepto. Los conceptos de belleza y valores humanos están en cierto modo mezclados.
Primero empieza diciendo las respuestas de diferentes filósofos a la pregunta: ¿Qué es la belleza?, mientras que unos dicen que es lo auténtico y lo bueno, otros resaltan que lo bello es lo que nosotros creemos que todos piensan igual, es decir, es bello lo que nosotros creemos que es bello y suponemos que el resto de la humanidad lo piensa igual. Otros diferencian belleza propiamente dicha y la hermosura a la que aspiran los artistas. Por otro lado, algunos dicen que es importante la belleza para tener auténticos ciudadanos capaces de vivir y participar en una sociedad moderna. Hay otros tipos como: “la belleza es aquel grado de lo terrible que aún podemos soportar” o “lo bello no gusta ni disgusta sin que nos detiene”...

¿Placer?
Esta es la pregunta que Fernando Savater nos responde al principio de este capítulo.
Yo toco violín desde hace ya tres años, y sinceramente, es la mayor satisfacción que hasta ahora he experimentado. He tocado en la sala Silvestre Revueltas  del centro cultural Ollin Yoliztli. Y el simple hecho de estar sentada al lado de excelentes músicos, con un director de orquesta enfrente, y personas observándonos, es una gran sensación. En una orquesta, somos un todo, cada uno pone de su parte, y nos unimos para hacer armonía. Si uno no funciona, tampoco el otro; todos bajo la dirección de un director.
Y si, para mí lo *hermoso* es tocar violín, y así como Sabater hace una relación con lo *hermoso-belleza*, yo también la hare.
Cada uno decide lo que es *hermoso*para sí mismo, y lo podemos hacer gracias a nuestros sentidos, pero no solamente existe este medio, sino que también existe la razón del goce. Si nuestra razón, nos hace ver que *algo* lo que sea, para nosotros es placentero, es llamado: El placer de la belleza.
El regodeo producido por la belleza es el único verdaderamente desinteresado y libre, sin embargo nuestras demás complacencias provienen de los intereses necesarios de nuestros sentidos o de nuestra  razón. Por ejemplo, el hecho de *satisfacer* nuestra necesidad de comida, o de *satisfacer* nuestro apetito sexual.
No es lo mismo decir que el cielo es *hermoso* o que una canción es *bella* y mucho menos no es lo mismo que asegurar que *me gusta* el pozole. En el primer caso se considera que la belleza está en el cielo  o en la canción y que cualquiera debería poder verla si mira adecuadamente.
Savater cita a Kant en este capitulo “es bello lo que complace universalmente sin concepto”
Entonces se dice que lo bello complace «universalmente» no significa que todos coincidamos en suponer *bellas* a las mismas cosas sino a que sólo llamamos *bello* a lo que consideramos que tiene derecho y mérito suficiente en sí mismo para ser considerado así por todo el mundo.
Se habla también de la belleza *adherente* que no es por mas,  la belleza de aquellas cosas cuyo objetivo sabemos o cuya funcional la definir por muy *desinteresado* que sea nuestro valoración estética.
En cambio, la belleza *vaga* es la que corresponde al atardecer, a las flores, a la brisa, el verano etc. todos esos tipos de belleza que no tienen *sentido* y tampoco ¨*concepto* son los que tienen  mayor pureza y suavidad, y que producen el placer más *estético*.
Quizá lo que en arte puede ser llamado *belleza* si es que admitimos que lo que pretende el arte es producir belleza a toda costa, tiene poco que ver en muchas ocasiones con el sentimiento de agrado o con lo decorativo.
Otro punto importante de este capítulo es lo referido a los *artistas*. A veces nos referimos a los artistas, sobre todo a los más grandes, llamándoles creadores. Es un término que no suele aplicarse a los científicos o a los deportistas, ¿Por qué esta diferencia? ¿En qué sentido decimos que un artista es *creador*? Desde luego no parece que sea *creador* tal como se supone que lo es Dios, porque ni el mayor de los artistas puede sacar su obra de la nada.
Siempre utilizan materiales precedentes y se apoyan más o menos en lo que hicieron sus antecesores, aunque sea para rechazarlo y buscar nuevos caminos.
El artista no es el primero en descubrir o lograr algo, sino el único que podía *crearlo* a su insustituible modo y manera...
Pero ¿tiene que ser siempre *bella* en el sentido de *bonita*, es decir, lo contrario de *fea*, la obra realizada por el artista? ¿Tiene que fundarse directamente en la armonía y equilibrio entre las partes, en la perfección del conjunto?


 Yessica Liliana Wilchis Casiano 



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